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Alvaro Corbalán, uno de los organizadores.
Implicado entre otros asesinatos en la "Operación Albania". |
En democracia – el régimen político
que se asume vivimos en la actualidad – prohibir es algo que suena
mal. Sin duda.
Pero ¿cuáles son los valores que se
defienden? ¿Cuáles son los fundamentos que nos hacen decir “esto
es un país democrático”?. Es precisamente por eso que quiero
escribir las razones para ir a funar / boicotear / enfrentar el
homenaje al dictador Augusto Pinochet el día domingo.
No dudo que la prohibición es una
manera de darle la espalda a las cosas, de volverlas invisibiles y,
por lo tanto, de alejarlas de la realidad. Si hubiésemos negado las
fotografías e imágenes sobre el holocausto contra los judíos,
quizá no tendríamos idea de lo que es el fascismo, con todas sus
letras. Del mismo modo tendríamos una noción sumamente vaga de las
atrocidades de los regímenes comunistas si no se conservaran
testimonios de los campos de concentración rusos. Incluso las
persecuciones políticas que se le acusan a Castro no dejan lugar a
dudas: ¿Acaso una dictadura que funciona desde mediados del siglo
pasado no habrá cometido asesinatos y vejaciones a los derechos
humanos?.
Prohibir no es la solución, menos
negar o eliminar partes o fragmentos: La solución es abordar las
cosas de frente e interpretarlas, fundamentar al máximos los
argumentos para dar cuenta de lo errado del fascismo y el fascismo
rojo. Y de todos los extremismos de tipo político, social,
religioso, étnico e incluso ambiental, como serán los problemas del
futuro inmediato.
Con lo anterior no estoy llamando a la
pasividad, y por eso vuelvo al planteamiento original: funar,
boicotear, evitar la tranquilidad de aquellos que quieren hacer un
homenaje a un asesino, ladrón y además cobarde (no olvidemos que se
meaba el viejo cuando querían juzgarlo...y muchos otros siguen en la
misma). Vivir en Democracia significa “no prohibir”, pero implica
actuar. Si los nazis o los pinochetistas o cualquier otro pensamiento
de alcantarilla desea salir a las calles a expresar sus ideas, está
bien, pero si el organizador de estos eventos es un torturador de
alto cargo en la ex CNI, o un militar que niega rotundamente las
violaciones a los derechos humanos ¿No tiene el derecho la
ciudadanía a hacer valer el derecho al respeto? Un buen amigo
comentaba que la palabra no es tolerancia, ya que esta se relaciona
con solidaridad, y nadie quiere ser solidario (ni debe) con un
asesino y violador de los DDHH. El concepto que debemos utilizar es
“respeto”: Respeto a vivir en una sociedad que tolere, que
permita expresarse, que permita ser libre de pensar y actuar, pero
asumiendo las consecuencias de cada acto.
Por eso mismo en ningún momento nos
quedamos pasivamente cuando a los compañeros implicados en el Caso
Bombas se les aplicaba una injusta ley. Por eso mismo defendimos a
los demás compañeros en 2006, cuando se movilizaban por una
educación gratuita y las patotas de carabineros atacaban a los
estudiantes con brutal violencia. Lo mismo en 2008. Del mismo modo
aún alzamos la voz en contra del Estado Policial, que actúa para
mantener el privilegio de los poderosos.
El día domingo quienes puedan deben
asistir a la funa al homenaje del dictador, porque ese acto político
no es una reivindicación histórica hacia “otra perspectiva de la
dictadura”, sino una evidente provocación hacia todos esos muertos
que aún no se sabe su paradero, para todos esos compañeros que aún
no pueden volver al país por la aplicación de leyes malditas y por
todos esos que con o sin dictadura siguieron viviendo las miserias de
la derecha, escritas en una constitución que ni siquiera los
llamados “concertados por la democracia” se esforzaron por
abolir.
Chile aún sangra muchas injusticias, y
su clase política respalda esas desigualdades.
Por cada muerto, cada torturado
(física, psicológica y simbólicamente), por cada exiliado y
perseguido, hay que asistir el día domingo y demostrarle a esa
derecha asesina que en Chile “nunca más”, como algunos han
dicho.
El señor Chadwick, como la rata que
siempre ha sido, junto a toda esa derecha que avaló la dictadura,
seguirán hablando desde eufemismos: “que esto es democracia”,
“la libertad de expresión”, etc. La gente que piensa se dará
cuenta del engaño, y hará valer el derecho a vivir en una sociedad
mejor, donde no hay espacio para el fascismo ni la intolerancia.