Bienvenida/o Lector

Bienvenidos a "Las Hojas Sueltas del Librepensador", sitio web dedicado a la opinión, el debate y que el mundo arda, de una u otra manera, a partir de las letras.
Este Blog nace de "El Librepensador", boletín informativo publicado en internet, impreso y repartido en la calle. Todo aquello que no cabía en ese espacio se publica ahora acá, solamente en internet.
Disfruten el blog!

NOVEDADES: Las Hojas Sueltas ahora tiene Tumblr ( www.lashojassueltas.tumblr.com ).

domingo, 7 de diciembre de 2008

Samsara

Un cuento que escribí ayer, en una noche de inspiración. Le doy las gracias a Sofi, ella me ayudó a darle un poco más de coherencia y de encontrarle un título. GRACIAS SOFI!!!

Miguel se encontraba mirando por la ventana de su cuarto, a lo lejos, unos dos o tres bloques, una pareja discutía. Si no fuese por el sol que se escondía a esa hora, lo más probables es que miguel se hubiera percatado mucho antes que una de esas personas tenía un arma, y esa arma estaba apunto de dispararse y cambiar por completo su vida. Para bien o para mal, eso estaba por verse.
Pero el sol golpeaba en la cara en ese ángulo, y nada de eso se veía. El disparo sonó ahogado por el murmullo constante de una ciudad que no se detiene, de una “población de personas que ya no creen en fronteras y en naciones, solo creen en seguir creciendo”, como decían los políticos cuando hablaban de esta ciudad.
El disparo era fuego y Miguel, en ese momento, era un témpano. El hielo fue derretido por el fuego, y sobre el piso, bajo las piernas de Miguel, el hielo fluyó a caudales y miguel alborotado en un enredo de gesticulaciones, pensamientos, miradas, sobresaltos y respiraciones ansiosas, intentó detener ese hielo que lo empapaba.
Mientras a Miguel se le iba la vida, a Carolina, en el otro cuarto de ese edificio que estaba lleno de personas, la vida la quemaba enormemente y esta le entregaba otra vida. Esa era su hija Margarita, de ojos verdes como el padre que sólo vio una noche de fiesta en un lugar macabro. El fuego de Carolina quemaba de amor, no pasaba el tiempo, todo giraba en torno a este influjo de hielo y fuego.
Los últimos rayos de sol alumbraban un cuadro en el muro que miraba a la ventana. Una que otra flor plástica intentaba brillar entre el polvo y los brillos que la componían. Miguel y su hielo se desparramaban por el piso, dejó de pensar y comenzó a sentir, a liberarse entre las sensaciones que se le desparramaban de todas partes.
Carolina sintió un golpe seco, más no le prestó atención, el dolor era de tal magnitud que solo se centraba en él, y en su función en este momento: dejaba de ser persona para crear persona. Dejaba de ser Carolina y el peso de su cultura y toda creación humana se volvía banal frente a una orden superior, a una obediencia absoluta a algo más profundo que cualquier dios alguna vez fue capaz de concebir. La naturaleza en ese momento no la diferenciaba de ninguna especie, era ave, loba, perra, rata, era toda fémina, toda vida, toda sangre y fluidos que se desparramaban por el piso. Sola en esa habitación dio a luz a Margarita, que por ese segundo no tubo nombre y fue libre, completamente libre: nadie la juzgó, nadie quiso saber qué haría de su vida ni con quién andaba, siquiera lo que pensaba, sentía, decía, hacía importó. Solo la vida le abrió los brazos como su madre las piernas en ese instante y la sangre no era solo sangre, era fuego. Miguel, en el cuarto de al lado, sonrió por un instante, cuando en el trance de su vida hacia la otra, alcanzó otra libertad. En esa transición de lo uno a lo otro Margarita lo saludó con un llanto y el, con las mismas lágrimas la saludó. Los dos lloraron un largo llanto y fueron augurio mutuo, pues cada uno previno al otro de lo que vendría. Los ojos verdes de Margarita abrasaron el hielo de Miguel y el canto de lágrimas de Carolina reverberó en un mundo que nunca se detuvo. La pareja seguiría luchando a lo lejos. Miguel terminaba un camino que Margarita comenzaba a recorrer.


Diego Fernández Gajardo

----------------------------------------------------------------------------------
Samsara: Sánscrito, “se refiere al ciclo incesante de nacimiento y muerte en los seis caminos”.

5 comentarios:

chamico dijo...

ooh muy bueno

como que me fui por un tubito hacia el final-comienzo

igual me quedé pensando en que creo que la vida siempre tiene los brazos abiertos, pero nosotros sólo sabemos ver los espacios ocupados y no el vacío.

Belén Carrasco dijo...

Que potente Diego..quede llena de fuego y emoción dentro de mi pecho T-T
Le gustó mucho aquello de la libertad, tal vez "solo eres libre cuando nada esperan de ti"

Me gustó, quede sedienta :D
Vas a tener que escribir otro!

Anónimo dijo...

ciclos y ciclos,
contradicciones,
y la maldita espiral que nunca detiene su paso.

Moleculas, simples moleculas; animales, todos animales; entes,todos entes; seres, quien se dice ser?; tal vez todos seamos de todos, y exitamos por existir, todos nos pertenecemos?, todos somos nosotros?

Soledad Yermany dijo...

mágico =)

Osama dijo...

Qué bueno que les haya gustado!
Con eso me dan energías para seguir escribiendo.

=D