De terremotos e hipocresías.

Lamentable, sin duda, el desastre natural vivido en nuestro país hace unos días, pero aún así es otra de las características de Chile, y no pasa más allá de lo cotidiano en un país sísmico en donde diariamente se registra mas de un movimiento telúrico (claro que de baja intensidad). Por dicho motivo, tampoco a la población se encuentra desprevenida frente a estos sucesos - podemos asustarnos, si, pero no es nada nuevo - y desde los primeros años de colegio ya recubimos educación de seguridad respecto al tema.

Las noticias que nos llegan - primero a goteo y luego a chorro (si, aún en Uruguay, ya que no podemos volver todavía a Chile) - nos espantan cada vez más, y esperamos volver pronto a Chile para, junto con los demás chilenos, poder ayudar en lo que se pueda.

Pero bueno, más allá de una reflexión sísmica y de las catástrofes de nuestro país en Las Hojas Sueltas tenemos ganas de sacar otra cosa a la luz, y alertar a nuestra manera: Mientras la policía y las autoridades se refieren a los saqueos ocurridos a un supermercado de las zonas afectadas, en Chile hay otro tipo de criminales más peligrosos aún, y a los cuales se nos olvida fijar la vista de vez en cuando. Recordemos que el presidente electo Sebastián Piñera hace algunos días declaró no poder cumplir con algunas de sus promesas de campaña argumentando un déficit fiscal, el cual sin lugar a dudas era culpa de la Concertación. En este sentido cabe preguntarse: ¿Qué tipo de idiota lleva a cabo su campaña y sus estrategias sin tomar en cuenta las arcas fiscales y los recursos del país?, para ello algunas respuestas:
a) si, es idiota.

b) la más clara demagogia (la misma de la concertación, claro).

c) Espíritu aventurero empresarial.

Y mientras se saquea uno que otro supermercado y las autoridades decretan toque de queda, esperemos que no se olviden los proyectos de ley de disminuir el sueldo mínimo a los trabajadores jóvenes o flexibilizar aún más los derechos laborales, sin mencionar -claro está- las constantes persecuciones a los trabajadores sindicalizados o en proceso de sindicalización, pues con ello sumándo todo lo robado por los empresarios y los políticos faltarían brazos para llevarse más plasmas. Aún así claramente esa no es la solución, y sin duda la organización, tanto en momentos como este y en la vida cotidiana, es el arma más fundamental para evitar dichas situaciones de abuso.

En definitiva, mucho puede terremotear en Chile, pero desde hace años que la tierra se nos está moviendo y muy poco hemos hecho. Ahora abrá que reconstruir casas y carreteras, pero no hay que olvidar que es mejor de vez en cuando levantar la cabeza más allá de las obras y mirar hacia quienes nos dan las órdenes, no vaya a ser que se pasen por alto sus "triquiñuelas diplomáticas" y levantemos castillos para quienes no los merecen o acusemos a la naturaleza de ser la culpable de nuestras desigualdades sociales.

Un saludo,

Las Hojas Sueltas del Librepensador.